Las empresas deben revisar cada cierto tiempo su cultura organizacional para poder actualizarla y adecuarla a los cambios del entorno y a sus nuevos requerimientos internos.
La cultura organizacional de una empresa es el conjunto valores, creencias y normas de conducta. La cultura de una organización define qué cosa es aceptada, respetada y, en última instancia, recompensada. Y le dice a las personas qué cosas tienen valor y reconocimiento.
De manera que cuando se habla de un cambio de cultura organizacional se habla de cambios de comportamientos que producen a su vez, cambios de pensamiento. Normalmente no es necesario modificar los valores sino reforzarlos, pero seguramente habrá que trabajar algunas conductas. Las conductas son “creencias compartidas en acción”.
Es más probable que exista la necesidad de cambiar las creencias que influyen en conductas específicas. Dichas creencias están condicionadas por la capacitación, la experiencia, lo que la gente escucha dentro y fuera sobre el futuro de la compañía, y las percepciones sobre lo que los líderes hacen y dicen. Las personas cambian su creencia sólo cuando la evidencia reciente les demuestra de manera convincente que son falsas.
Las conductas conducen a los resultados. Cuando hablamos de conducta, nos referimos no tanto a la conducta individual sino a las normas que la rigen: la manera aceptada y esperada en la que los grupos de personas se comportan en ambientes corporativos.
Las normas, también se refieren a la manera en que las personas trabajan juntas. En este sentido, son muy importantes para la capacidad de una organización de crear una ventaja competitiva.